PACKOCHO

Motero, Rider, Biker, motoviajero o motoaventurero, un poco de todo. Estoy dando la vuelta al mundo por etapas. Después de cada viaje tengo que volver a casa, trabajar, ahorrar y esperar de nuevo a las vacaciones. Desde temprana edad comienza mi pasión por las motos. Que yo recuerde, tendría unos 6 años cuando les pedía a mis padres que me comprasen una Montesa Cota 25. Costaba 25.000 pesetas (150 €) de la época. Eran tiempos difíciles y no pudo ser ese sueño y tuve que esperar años para poder comprar una moto de segunda mano. Este blog no pretende sentar cátedra en ningún aspecto, ni de motos ni de viajes, ni nada parecido. Tan solo pretende contar unas pocas historias que le pasan o han pasado al que lo escribe.

He tenido la suerte de recorrer carreteras míticas en moto como: "Trollstigen" y "Atlantic Ocean Road" en Noruega, "Route 66", "US-1", Los Cayos y Florida y los National Parks de Utah y Arizona en Estados Unidos, el "Vietcong" y la "Ruta Colonial 4" de Vietnam, llegar hasta "Norkdkapp" (Cabo Norte) atravesando un montón de países europeos. Además de, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Córcega, Grecia, Portugal, Marruecos, la Ruta 40 en Argentina e incluso Kho Larn en Thailandia.

Sobre 4 ruedas he podido disfrutar de la "Atlantic Ocean Road", Philip Island y el "Australian Desert" en Australia, "Route 61 o Highway Music o Blues Highway" en USA, Canadá, muchos países europeos, Marruecos o Turquía ...

Tampoco, tienen estas historias un orden cronológico. Así que a disfrutar.

11 de octubre de 2010

CROACIA - 2010


DUBROVNIK

Buscando nuevos retos: Croacia. Este viaje se hizo en la segunda quincena de septiembre de 2010. La preparación previa se realizó una calurosa tarde de sábado del mes de agosto, sentados frente al ordenador. Rondaba una idea inicial por la cabeza y se fue confirmando con el testimonio de amigos que ya habían estado antes en este bonito país. De hecho, ha sido muy difícil escoger entre 957 fotos, las más representativas para incluirlas en este relato.
Croacia es una parte de lo que conocemos como la “antigua Yugoslavia”. Tiene fronteras con Eslovenia, Hungría, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro.
Croacia se encuentra enfrente de la parte trasera de Italia. Tiene todo el mar Adriático bañando su litoral y un sinfín de islas pequeñas junto a la costa. La isla de Hvar, es uno de los destinos turísticos propicios para hacer una travesía en barco y visitar una de las cientos de islas existentes en la costa croata.

Para los amantes de la cultura popular, decir que Croacia es el país donde se inventó la corbata. Este país aunque es barato, no tiene grandes cosas para comprar (ropa, etc.) tan solo algún que otro souvenir.
Se recomienda a todos aquellos que quieran hacer ruta por un país tranquilo, con buenas playas y buenos precios. También, para degustar comida italiana, mejor que en la propia Italia.
Quien se pueda permitir el lujo de hacerlo en moto, que haga Eslovenia y Croacia; no se arrepentirá.

DIA 1 -
El vuelo: Madrid - Zagreb (escala y cambio de avión en Frankfurt-Alemania). A la llegada, en el mismo aeropuerto recogimos el coche de alquiler reservado desde España. Un Volkswagen Polo casi de estreno. Sin GPS, sin navegador y sin historias modernas; ni tan siquiera una brújula. Un plano conseguido en la oficina de turismo de Croacia en Madrid nos ha bastado para viajar a la vieja usanza.
Una vez recogido el coche y sin llegar a recorrer los primeros cinco kilómetros empiezan los primeros problemillas de ubicación. Con los nervios templados, decidimos hacer una rápida parada en un conocido supermercado para hacer unas compras de comida y agua.
Primer contratiempo, hay que tener cuidado con el agua embotellada. No es porque esté mala, es que es difícil comprar agua sin gas a la primera y en este país hablan un idioma un poco raro: el hrvatska (para nosotros el “croato”). El inglés en las grandes ciudades se habla más o menos, pero ya en pueblos no tanto. Ya de paso, podemos decir que la moneda oficial es la Kuna (HRK) y el cambio aproximado es de 1€ = 7’5 kunas.
El primer destino previsto para ese día, una vez superado el aeropuerto, el alquiler del coche y la compra de agua, era llegar a la zona de los lagos de Plitvice antes que anocheciera. Una vez fuera del extrarradio de Zagreb, empieza un peregrinaje por pequeños pueblos y semáforos y más tarde, carreteras sinuosas que poco a poco se van adentrando en las montañas.
Después de unas pocas horas de divertida conducción llegamos al hotel, justo antes de la caída del sol y sin demasiadas complicaciones. Primer objetivo cumplido.
Una vez instalados la siguiente misión era encontrar un restaurante abierto para cenar y localizar los accesos al Parque Nacional de Plitvice (Patrimonio de la Humanidad UNESCO) con idea de no perder tiempo por la mañana. Desconocíamos el ritmo de horarios de esta gente; y al final no difiere mucho del nuestro. Era noche cerrada en las montañas, así que la aventura seguía acompañándonos. Las carreteras entre los árboles parecían sacados de una película de psicópatas.
Hubo suerte y localizamos un restaurante que era como una gran casa de montaña en medio del bosque y como no podía ser de otra manera, la mayor parte del menú lo componía comida italiana. Gracias a las recomendaciones de una pareja de alemanes sentados en la mesa de al lado, decidimos pedir una pizza gigante en vez de una familiar y un plato de exquisita pasta. La pizza se salía de la mesa ¿cómo hubiera sido la “descomunal” familiar? El postre era un buen trozo de sabrosísimo “backlava”. Después de haberlo probado en varios países, jamás he comido uno igual. La siguiente sorpresa fue el precio de la cena. La megapizza, los espagueti, dos cervezas y el backlava por 18 € al cambio. Después a dormir, que al día siguiente esperaba otra larga jornada.
Km. recorridos: 180
DIA 2 –
Para ser un día de la segunda quincena de septiembre, amaneció un poco fresco. No podíamos presagiar lo que vendría después. Liquidamos la cuenta del hotel, un buen desayuno y rumbo a los lagos de Plitvice.

LAGO de PLITVICE

En menos de 5 km. Llegamos al control de información, dejamos el coche en el parking, cogimos las entradas y nos pusimos en marcha. Como habíamos preparado los bocadillos y la bebida, solo quedó ajustarnos la mochila y caminar. Existe un recorrido “tipo” que fue el que hicimos. A buen ritmo, pero con paradas para contemplar los espectaculares e inimaginables paisajes y hacer las obligadas fotos. La visita al parque natural, se puede hacer en una mañana bien aprovechada.

Los dieciséis lagos que conforman esta maravilla se encuentran dentro de la montaña, a diferentes niveles. Esto produce muchas cascadas inverosímiles. No es exactamente un valle. Posee una vegetación espesa y boscosa de hayas. A pesar de ello, este parque natural permite, por su recorrido, la posibilidad de hacerlo con niños. Los caminos y senderos están bien señalizados y los accesos no son complicados. Hay puentes y construcciones de madera, cuevas, y fauna propia del lugar. También, hicimos un recorrido muy tranquilo en un barco por uno de los lagos más grandes. Esto sirve para tener una visión general desde dentro y como descanso.

PLITVICE

El sol nunca llegó a brillar y avanzada la mañana se nubló el día. Más tarde, empezó a chispear ligeramente. Pero un poco antes de la comida, llegó el diluvio universal. No teníamos la certeza si iba aparecer el primo monstruo de Ness u otro del yeti. En medio de las montañas es difícil resguardecerse, menos mal que el recorrido casi lo habíamos terminado. Al final de la subida, existe un curioso autobús pseudo 4 x 4 articulado gratuito que te lleva hasta casi la entrada al parque. La excursión terminó en el coche cambiándonos de ropa ya que estábamos totalmente calados. Una frugal comida y puesta en marcha.

PARQUE NACIONAL de PLITVICE

Como suele ser habitual en la ley de Murphy, dejó de llover al rato. Una nueva tanda de coche y búsqueda del siguiente punto de parada: Split. Se sale del interior del país y se va buscando la costa del Adriático. Durante el camino hubo fuertes tormentas esporádicas que bien parecían la gota fría. El limpiaparabrisas del coche no daba abasto y más de una vez pensamos en pararnos en el arcén. Además, no seríamos los únicos porque pudimos ver algunos vehículos ya parados. Cuando llegamos a Split, el sol daba una imagen idílica de esta ciudad costera. A Split se accede desde lo alto de la montaña y hay que ir bajando hasta el litoral. Al no disponer de navegador ni nada parecido nos costó bastante localizar el hotel. Después de dar muchas vueltas con el coche, recorrer calles una y otra vez, preguntar a algún viandante, decidimos consultar en la recepción de un hotel con internet por nuestro alojamiento. Nos dieron las indicaciones (no muy precisas) que nos costó asimilar y nos dirigimos allí maldiciendo algún antepasado de alguien desconocido.

Llegamos a la zona indicada y para seguir con los inconvenientes, no se podía acceder con el coche. Guiándonos por el sentido de la orientación, rodeamos las edificaciones y llegamos a un paseo marítimo y decidimos aparcar en las pocas zonas libres de pago.

SPLIT

Split es una de las ciudades más importantes de Croacia, concretamente en la región de Dalmacia y declarada Patrimonio de la Humanidad. Fue fundada en el siglo IV y allí se construyó un palacio romano para el retiro del emperador Diocleciano. Andando por callejuelas y vericuetos con un plano impreso en la mano, preguntando de nuevo, nos dijeron la ubicación aproximada del hotel-pensión donde se suponía que íbamos a dormir. Por fin, dimos con la casa en cuestión. Ningún letrero, señal o indicativo. Así es muy difícil, llegamos a preguntarnos si había una cámara oculta y si estábamos participando en una gymkana televisiva sin saberlo. Una nota pegada en la puerta con un número de teléfono y con el papel de la reserva daba continuidad a la aventura. Después de contactar telefónicamente y esperar unos 15 minutos, se presentó un chico con las llaves. Nos abrió la puerta, nos enseñó la casa y nos dio las instrucciones precisas. Supuestamente, en internet un mes antes, a la hora de reservar nos indicaba que estábamos contratando un “apartamento”. La realidad era otra bien distinta. Era una casa baja, de pueblo. Un pequeño saloncito, una minihabitación y un cuarto de baño más pequeño, si cabe. Eso sí, todo limpio.

PALACIO DE DIOCLECIANO

Cuando nos disponíamos a trasladar el equipaje desde el coche, parecía que los dioses “croatos” se habían confabulado contra nosotros y descargaron otra tormenta descomunal. Yo estuve buscando a Noé y su arca atracada en el puerto, pero no llegué a verlos. Pisando charcos y calado hasta los huesos por segunda vez, tuve recorrer varias veces las callejuelas cargado con las maletas. Nuevo cambio de ropa.
Ya de noche y cansados de un día tan ajetreado, dimos un paseo para entender un poco esta extraña ciudad. El alojamiento, a pesar de lo “rústico” se encontraba situado en una zona muy céntrica a dos minutos escasos del centro histórico y junto al puerto. Un paseo marítimo y unas fachadas decoradas con cierto estilo palaciego en una plaza que preside el mar daban un toque enigmático a esta tranquila ciudad. La cena frugal fue solucionada con una cerveza y un kebap un tanto simple. Este Kebap no lo recordaré especialmente.
Km. recorridos: 270

CALLE de SPLIT

DIA 3 –
Al día siguiente, ya no llovía. Buscamos en las cercanías de la casa un bar donde nos dieron un buen desayuno y comenzamos la ruta turística de la jornada. Nos dispusimos a buscar, según el mapa, el Palacio de Diocleciano y como el día anterior nos costó localizarlo. Fuimos al paseo marítimo junto a la plaza, una vez allí, nueva consulta de plano y callejear. Un poco decepcionados, decidimos adentrarnos en las oscuras calles a través de una puerta de la plaza. Una vez dentro y mitigando la desesperanza, contemplamos un mercadillo subterráneo y al cabo de un rato nos damos cuenta que ya estamos en el Palacio de Diocleciano. El palacio en sí, está formado por callejuelas, casas, tiendas, pasadizos, patios laberínticos, etc.
En una cúpula en medio de la calle, pudimos presenciar un pequeño concierto coral, casi improvisado de canciones típicas dálmatas. También, una boda un tanto extraña y que parecían ortodoxos en la oscura catedral de San Diomo. Esta catedral fue antes el Mausoleo del Emperador Diocleciano. En medio de este laberinto, podemos encontrar El Peristilo y el Templo de Júpiter.

CATEDRAL de SAN DIOMO

En una plaza cercana, la comida en la terraza de una pizzería, como no podía ser de otra manera.

GRGUR NINSKI










Saliendo por la parte de atrás de las murallas se encuentra la curiosa estatua de Grgur Ninski. Cuenta la leyenda que hay que tocar su pie gastado para que de suerte. En realidad, más que Grgur Ninski parece el mago Merlín. En las calles aledañas al Palacio, también, existía un mercadillo donde abundaban las camisetas de jugadores de fútbol españoles.
Por la tarde, una vez visto Split, nueva etapa con el coche rumbo a Dubrovnik. La distancia en kilómetros no se corresponde con las horas que presumiblemente haríamos en España. Se suele tardar casi el doble. Es una carretera típica que bordea la costa, atravesando pueblos. Por un instante, se cruza la frontera con Bosnia-Herzegovina -donde puede haber control de pasaportes- para volver a Croacia.

PUERTO VIEJO de DUBROVNIK

Después del trayecto, llegamos a Dubrovnik ya de noche. Otra tarea, la búsqueda de hotel. Esta vez era más fácil. No había casas, ni calles cortadas, ni palacios ocultos. El hotel se encontraba junto al puerto y era visible desde lejos.
Una vez instalados, la cena. Un pequeño paseo y una nueva decepción. Quise comerme un bocadillo de queso típico de lugar y sorpresa… bocadillo de queso de sándwich. Mejor no pensarlo. A dormir.
Km. recorridos: 220

ATARDECER - DUBROVNIK

DIA 4 –
El día amaneció soleado. Las tormentas quedaron atrás. Localización en el mapa del recorrido turístico y puesta en marcha. Decidimos ir andando pero después de un par de errores de cálculo, la mejor opción era coger un autobús hasta el centro histórico de la ciudad.
La ciudad vieja de Dubrovnik está rodeada por una gran muralla que alberga 16 torres. Se accede por la Puerta de Pile que es como la de los castillos. El casco viejo de Dubrovnik es una ciudad medieval, muy bien conservada. Mantiene el encanto en sus calles, torreones, callejuelas. Las piedras blancas del suelo, las paredes y el estado de conservación, llaman la atención. Es increíble ver aquello después de haber sufrido una guerra reciente.


Calle de DUBROVNIK
Caminando por sus calles de piedra blanca, vimos el Palacio de los Rectores, la Plaza Luzza o de la Loggia con su Torre del Reloj. El Palacio Sponza y La Columna de Orlando. La Iglesia de San Blas y la Fuente de Onofrio. Incluso visitamos un pequeño museo de ciencias naturales de forma gratuita.
La comida en una terraza de una plaza en el casco viejo. Pensábamos en el precio final suponiendo que iba a ser bastante elevado. Pero no fue así a pesar de lo turístico de sitio.


CALLE de DUBROVNIK


Después, un café y para terminar un recorrido por la muralla que rodea la ciudad. Hay que pagar entrada, pero merece la pena. Un paseo nocturno para rematar, compra de comida en una tienda y vuelta al hotel en autobús.

MAR ADRIATICO

DIA 6 – 
SIBENIK

Este día, si que amaneció como auténtico día de verano. Un fuerte calor y otra jornada de coche. Llegada a una ciudad no muy grande perteneciente a la costa dálmata llamada Sibenik. Es conocida porque aquí es donde nació Drazen Petrovic, el carismático jugador de baloncesto. Para no variar, tuvimos que dar unas pocas vueltas en esta ciudad para encontrar el hotel. La verdad que la parte “moderna” no tiene ningún encanto. Tiene el aspecto de pueblo venido a menos de los años 60, con un toque un poco soviético o tal vez, provinciano. Después de preguntar varias veces, tuvimos que salir de la ciudad y dirigirnos, siguiendo la costa, hacia el sur y atravesar un pequeño bosque. Una vez instalados en la habitación y dadas las horas que eran y ante la escasez de restaurantes, la mejor opción que se nos antojó fue una hamburguesería internacional. La tarde la pasamos descansando y disfrutando del magnífico spa y piscina que disponía el complejo hotelero. La cena en el propio hotel, ya que estaba incluida.
Km. recorridos: 300
DIA 7 –                                                      
Este día lo utilizamos para descansar en las instalaciones del hotel-resort. Este complejo hotelero cuenta con una zona de bosque e instalaciones deportivas propias. La ya mencionada piscina, playa con atracciones y diversión para niños y mayores.
Las playas de la Dalmacia croata poseen un agua muy transparente y cristalina, ya que no tienen arena, sino piedras.

CASA TIPICA de DALMACIA
Dentro de este complejo hotelero tienen una reproducción de un poblado dálmata y aprovechamos para comer la comida típica de lugar. Tanto el pescado como la carne se cocinan a la brasa, tapados con cenizas. A esta forma de cocinar le llaman “peka”. Nosotros optamos por un exquisito cordero.

DIA 8 -
A la mañana siguiente, tocó visita al casco antiguo de Sibenik. Callejeando llegamos hasta la catedral de St. Jakov. Con el paseo llegamos a las Fortalezas de Santa Ana y San Juan. Calles estrechas y con empinadas cuestas y escaleras nos llevaron a un cementerio en la montaña. También, es importante ver la desembocadura de río Krka.
Para comer, ese día tocaba bocadillos y en la panadería no hablaban ningún idioma conocido. No obstante, con gestos y buena voluntad se puede comprar pan, bebida y postre.
Luego, cogimos el coche y rumbo a Zagreb por la autopista. Hay que decir que apenas se ven policías controlando las carreteras, así como por las calles. No obstante, la sensación de seguridad es bastante alta en todo el país.
Después de varias horas de conducción, llegada a la capital de Croacia. Zagreb es como una ciudad decadente. En cierto modo, tiene cierta similitud con Lisboa. La ciudad es algo vetusta en sí misma, con casas oscuras y calles estrechas. Es una ciudad que no es bonita pero tampoco se olvida.
FUNICULAR de ZAGREB
Como en casi todas las ciudades que visitamos, la búsqueda del hotel es un reto constante que se repite. El hotel, estaba situado en una zona tipo industrial en las afueras, a unos 10 minutos en coche (sin perderse). Hubo que preguntar muchas veces y perder un tiempo precioso. Esto genera algo de desesperación y cansancio. Es lo malo que tiene no tener navegador. El hotel para no ser menos, a pesar del buen aspecto exterior, por dentro tenía también ese toque entre soviético y decadente. El tráfico en el centro de Zagreb no es complicado.
Una vez instalados, ya era algo tarde, una rápida visita al centro de la ciudad con la intención de ubicarnos, coger referencias y orientarnos al día siguiente. Localizamos un parking para nuestras visitas turísticas y de forma inconsciente el centro neurálgico de la ciudad.
La cena, después de adentrarnos en una zona muy animada (restaurantes, garitos, cervecerías, locales de copas). Así es la calle Tkalčiċeva. El restaurante, un poco más caro de la media pero recomendado, es el de Hansel y Grettel, también llamado de Ivica y Marika. Después de la cena, cansados volvimos al hotel.
Km. recorridos: 350

Calle ILICA de ZAGREB

DIA 9 -
Aprovechando el coche fuimos directamente hasta el cementerio Mirogoj. Un curioso y grandioso cementerio al norte de la ciudad. Llama la atención por su gran extensión de terreno, sus esculturas, mausoleos, etc.

CEMENTERIO MIROGOJ
La visita previa de la tarde anterior al centro de Zagreb, sirvió de mucho, porque perdimos poco tiempo para dejar el coche en un aparcamiento de la calle Ilica y continuar la excursión del día. Zagreb está estructurada en dos partes: ciudad alta (Gornji Grad) y ciudad baja (Donji Grad). Visitamos muchas calles y lugares típicos, todos andando.
La Plaza de Ban Jelacic (el símil de la Puerta del Sol de Madrid), con sus tranvías de color azul, conecta con la calle Ilica. La más importante de la parte baja de la ciudad.


PLAZA de BAN JELACIC
El mercado Dolac, también conocido como mercado de las flores, es el “estómago de Zagreb”. Aparte de flores de todo tipo y colores, hay comida y productos para la casa. Muy cerca, subiendo unas escaleras, se encuentra la catedral Sveti Stjepan, de estilo neogótico, ya en el barrio de Kaptol. Las casas que rodean la catedral son del siglo XVII. Cuando vimos la catedral, se encontraba en restauración.
Otro paseo, esta vez diurno, por la calle Tkalčiċeva. Esta vez no estaba tan animada como por la noche, pero da otra visión diferente ayuda a ver otros detalles.
IGLESIA SVETI MARKO

La calle Radiceva nos llevó hasta la Puerta de Piedra y ésta a la Plaza de San Marcos. En esta plaza, la curiosa iglesia Sveti Marko, con sus tejas de colores, conformando la bandera de Croacia y sus escudos. Junto a la iglesia se encuentra el Sabor (parlamento) y el Palacio del Ban, que lógicamente, se ven por fuera.
Otra vez callejeando, fuimos por el paseo de Strossmayer y llegamos hasta la Torre Lotrscak. Un funicular conecta con la ciudad baja de Zagreb.
Tras otro largo paseo, llegamos al majestuoso gran Teatro Nacional con su original color mostaza. Siguiendo con la caminata, dimos con la estación de trenes de Glavni Kolodvor, junto a ella se encuentra el mítico Hotel Regent Esplanade. Hotel que nació para alojar a los viajeros del Orient Express.

GRAN TEATRO NACIONAL
Para acabar el viaje, nuestra última comida en Croacia en una pizzería, de las más típicas de esta ciudad y muy cerca del Mercado de Dolac. El menú de dos personas, compuesto por platos de una pasta exquisita y bebida; no llegó a 15 €, al cambio.
Nada más terminar, coger el coche y rumbo al aeropuerto. Devolver el coche sano y salvo y esperar nuestro avión. Escala en Múnich (Alemania) para cambiar de avión y vuelta a Madrid.


Total Km. recorridos: 1.500

En resumen, un viaje muy agradable y muy barato en su conjunto. Un país con un encanto especial que no hace sino despertar las ganas de seguir viajando y conociendo. Quedaría pendiente hacer un viaje por los países colindantes. La opción de hacerlo en moto es… muy interesante.