PACKOCHO

Motero, Rider, Biker, motoviajero o motoaventurero, un poco de todo. Estoy dando la vuelta al mundo por etapas. Después de cada viaje tengo que volver a casa, trabajar, ahorrar y esperar de nuevo a las vacaciones. Desde temprana edad comienza mi pasión por las motos. Que yo recuerde, tendría unos 6 años cuando les pedía a mis padres que me comprasen una Montesa Cota 25. Costaba 25.000 pesetas (150 €) de la época. Eran tiempos difíciles y no pudo ser ese sueño y tuve que esperar años para poder comprar una moto de segunda mano. Este blog no pretende sentar cátedra en ningún aspecto, ni de motos ni de viajes, ni nada parecido. Tan solo pretende contar unas pocas historias que le pasan o han pasado al que lo escribe.

He tenido la suerte de recorrer carreteras míticas en moto como: "Trollstigen" y "Atlantic Ocean Road" en Noruega, "Route 66", "US-1", Los Cayos y Florida y los National Parks de Utah y Arizona en Estados Unidos, el "Vietcong" y la "Ruta Colonial 4" de Vietnam, llegar hasta "Norkdkapp" (Cabo Norte) atravesando un montón de países europeos. Además de, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Córcega, Grecia, Portugal, Marruecos, la Ruta 40 en Argentina e incluso Kho Larn en Thailandia.

Sobre 4 ruedas he podido disfrutar de la "Atlantic Ocean Road", Philip Island y el "Australian Desert" en Australia, "Route 61 o Highway Music o Blues Highway" en USA, Canadá, muchos países europeos, Marruecos o Turquía ...

Tampoco, tienen estas historias un orden cronológico. Así que a disfrutar.

14 de mayo de 2013

SEOUL en 3 días- KOREA - 2012


Templo de Jogyesa
Aprovechando un viaje a Australia, hacemos escala en Seoul o lo que es lo mismo: transbordo en Sol (Seúl fonético en inglés). Allí pasamos casi tres días, suficientes para ver el “downtown” o “cityhall” de esta ciudad oriental. La ciudad de Seúl es relativamente plana aunque está rodeada de montes y está dividida en dos mitades, norte y sur, por el río Han.

Salimos de Madrid desde el aeropuerto en un avión Boeing 777 hasta el aeropuerto de Incheon de Korea del Sur. Este magnífico aeropuerto se encuentra en una isla muy cercana que conecta a través de un puente. Tras once horas y media de vuelo, aterrizamos en una fría noche de invierno. No estaba previsto, pero estábamos entre -4º temperatura de máxima y -14º de mínima. Los inviernos coreanos son muy fríos y estábamos en diciembre.

Una vez que tomamos tierra, hay que sumar a los relojes 8 horas con respecto a la hora española. Así que salimos a las 10:30 y llegamos a las 06:00 (hora local del día siguiente).

En el control de aduanas, aparte de mirarte el pasaporte, te hacen una foto y te escanean las huellas digitales. Después un autobús directo hasta el hotel. El autobús nº 6015 tras 50 minutos de recorrido.

La moneda oficial coreana es el Won. En el aeropuerto es donde hacen el cambio más favorable: 100 € = 136.000 won.

El billete de autobús costó 10.000 won por persona. El autobusero te cobra y deja el dinero a la vista en una urna de metacrilato y luego lo guarda en una caja metálica una vez que se pone en marcha y rumbo a su destino.

Los cafés y las infusiones son bastante caros. Se puede pagar unos 6.000 won por uno de ellos en cualquier sitio. Las comidas también son caras. En general, es un país bastante caro con un nivel de vida alto en esta occidentalizada ciudad.

Máscaras antigás en el metro de Seoul
Sin embargo, el billete de metro sencillo (un viaje) es más barato; 1.350 won. Pero si al terminar el trayecto, devuelves el billete, te devuelven 500 won, ya que es una tarjeta. El metro llama la atención ya que el andén se encuentra tapado totalmente por unas marquesinas que tan solo permiten la apertura de puertas cuando el tren está totalmente parado, así no hay opción a caer a las vías. También, hay disponibles máscaras de gas en las estaciones, lugares públicos o en las habitaciones de los hoteles. Parece que todavía existe cierta psicosis a la guerra con los vecinos del norte. Creen que por ponerse una máscara en la cabeza van a sobrevivir a un ataque químico-bacteriológico-radiológico. Por todas partes, hoteles, estaciones, centros comerciales están visibles linternas, para su uso en caso de emergencia. Todas las calles y estaciones de metro están señalizadas con baldosas con relieve para los ciegos.

En el tren emiten de forma continua videos de buen comportamiento dentro del metro y medidas de emergencia, en caso necesario. En el metro, lo que más llama la atención es el coreano que no está utilizando su Smartphone o teléfono móvil de ultimísima generación. Lo mismo pasa con los comerciantes y los viandantes. Casi todos están enganchados al teléfono multimedia de la marca nacional, jugando, viendo la televisión, mirando internet o utilizando distintas aplicaciones. Incluso pagan y pasan al metro o pagan un café con el aparato de moda. Por cierto, el precio de estos teléfonos es muy similar a los que tenemos en España. En casi todas partes y lugares públicos existe wifi gratis.

Ahora falta saber cuánto gana un coreano. Añadir que los coreanos son gente oriental pero muy occidentalizada. Casi todos los jóvenes llevan gafas de pasta cuadrada, muy de moda por estas tierras. Se puede observar que algunos las llevan sin cristales, usándolas puramente como suplemento estético.

Calle típica del Barrio de Gangnam

Por la calle y por el metro, se pueden ver a muchos viandantes que llevan mascarillas como los japoneses. Los niños llevan mascarillas decoradas para darle un toque infantil. Los coreanos son muy poco fumadores. Es extraño ver a alguien fumando y evidentemente, los que lo hacen, salen a la puerta de los edificios.


Un turista para desenvolverse en la ciudad piensa que utilizando el idioma inglés será suficiente; pero lo más seguro es que se lleve un chasco. Normalmente, en los hoteles se habla inglés, pero puedes encontrarte en la calle pensando en preguntar a algún jovencito coreano y es absolutamente normal que no sepa ningún idioma que no sea el suyo propio.

El primer día, intentamos sobrevivir al jet lag, así que un café mañanero, instalación en el hotel y salir a ver cosas. Durante casi 12 horas de vuelo, estás dormitando casi todas para intentar adaptarte al nuevo horario, pero es difícil.

Barrio de Gangnam
Después, cogimos el metro, en la línea 5 hasta el barrio de Gangnam (como el bailecito de moda). Este barrio es muy conocido por el mercado de Dongdaemun con venta de textil de calidad bastante discutible. Aquí se concentran varios centros comerciales, muy parecidos todos, donde se vende ropa y zapatos. La zona de los zapatos es más tradicional al estilo oriental. Pero en cualquier caso, la visita de este barrio te da una visión un tanto fea de esta ciudad.

Rey Sejong "El Grande"







Allí mismo, se puede comer en puestos callejeros, una típica salchicha rodeada de una masa de patata y otras cosas representativas de aquí, a un precio muy asequible. También, hay dulces calientes recién hechos que sientan muy bien.

Durante todo el día estuvo nevando, así que hubo que improvisar la compra de gorros y guantes, ya que no se contaba con una ola de frío de esta magnitud; cuando estás pensando en el verano austral.

Ya después de la frugal comida, tomamos otra vez el metro (estación de Gwanghwamun) para ir hasta una zona más agradable para la vista, donde se encuentra el palacio de Gyeongbokgung y pudimos ver el último cambio de guardia. Este palacio que se encuentra al final de la calle Sejong-daero, es el más antiguo de la dinastía Joseon. Además, hay que decir que los centros comerciales y determinadas actividades las cierran a las 4 y media de la tarde y a las 5 se hace de noche. Más que nada por planificar las rutas turísticas.


Palacio de Gyeongbokgung
Luego nos dirigimos al bonito barrio de Insa-dong que se encuentra a pocos minutos andando desde el palacio para dar una rápida vuelta ya que nevaba copiosamente. La calle principal es Insadong-Gil donde se pueden visitar tiendas de antigüedades, casas de té, restaurantes, etc.

Un chocolate caliente y vuelta al hotel, muy cansados y sobreviviendo al jet lag.

Torre de Seoul en Namsan Park
El segundo día decidimos por la opción que coger el metro hasta Gwanghwamun y realizar un recorrido en un autobús turístico que por 10.000 won, te permite subir y bajar varias veces y facilita la visita a los palacios y otros sitios de interés. Una de las paradas más interesantes es la del pueblo Hanok de Namsangol con las casas típicas tradicionales coreanas, además es gratuita.

Otra parada que permite tener una visión panorámica de la ciudad es la Torre de Seúl. Dicha torre se encuentra en un céntrico monte en el parque de Namsan y en lo alto hay restaurantes y cafeterías donde venden incluso churros para desayunar. Otros sitios para visitar son: memorial de guerra coreana, museo nacional, museo de folklore, el selecto barrio de Itaewon o el palacio presidencial de Cheongwadae.







Palacio de Changdeokgung
Otro trayecto más y parada en el palacio de Changdeokgung y su jardín secreto. Aprovechando dicha parada, decidimos ir a una zona de restaurantes típicos coreanos. El caso que buscando uno que tuviese buen aspecto resultó ser de comida japonesa. La verdad estuvo bien porque comimos caliente y a un precio más que asequible.

Pueblo Hanok de Nasamgol

Finalizamos el trayecto y un pequeño paseo por la calle hasta el barrio del mercado de Namdaemun. Este mercado se caracteriza porque aquí se pueden ver otras cosas típicas coreanas para comer. Todo al estilo oriental. Pescado seco, larvas, sopas de algas y otros bichos difíciles de identificar al ojo humano.

Mercado de Namdaemun
Restaurante típico koreano

Con mucho frío, de noche cerrada y hora de cenar coreana, las 6 de la tarde, en las cercanías del hotel encontramos una zona de restaurantes para nada turísticos y como no podíamos despedirnos de esta ciudad sin probar algo típicamente coreano, entramos en uno donde no hablaban otra cosa que no fuese su idioma. Así, con gestos, pedimos dos platos que acompañaron de abundantes cuencos llenos de salsas y otras guarniciones. Sentados en el suelo y descalzos, al modo lugareño disfrutamos de una comida de estilo casero. Pero lo que no fue casero fue el precio final, bastante caro para lo que esperábamos en un principio. Respecto a la comida coreana, hay que decir que es parecida a la comida china. Aunque ellos tienen como especialidad principal el “kimchi”; plato de acompañamiento básico (col fermentada) y la bebida más importante: el té verde.

Tapgol Park

Ujeonggung-ro Street y Jongno Tower

Para finalizar el último día en Corea, la mañana la pasamos en el barrio de Insa-dong; por lo tanto tomamos el metro. En Insa-dong se puede visitar el parque de Tapgol Park, la calle de Insa-dong Gil. Paseo por la calle Ujeonggung-ro y ver la torre acristalada de Jongno. Es visita obligatoria el tranquilo Templo budista de Jogyesa donde hay que reposar, observar las tradiciones, los imponentes Budas dorados y apreciar su colorido tanto interior como exterior. 

Templo budista de Jogyesa

El pabellón de la campana Bosingak, que cuando fuimos se encontraba cerrado. Como la mañana estaba muy fría, tan solo a -14º y el tiempo se agotaba, decidimos volver al hotel, coger el mismo autobús hasta el aeropuerto y rumbo a Australia.


Pabellón de la campana Bosingak


En resumen, yo no iría expresamente a Seúl ya que la sensación particular ha sido un poco decepcionante. Posiblemente condicionada por las bajas temperaturas invernales. Creo que existen otras ciudades del Extremo Oriente que presentan más opciones. Seguramente, el atractivo de este país se encuentre en la naturaleza y zonas rurales, pero queda por descubrir ...


Barrio de Insa-dong