PACKOCHO

Motero, Rider, Biker, motoviajero o motoaventurero, un poco de todo. Estoy dando la vuelta al mundo por etapas. Después de cada viaje tengo que volver a casa, trabajar, ahorrar y esperar de nuevo a las vacaciones. Desde temprana edad comienza mi pasión por las motos. Que yo recuerde, tendría unos 6 años cuando les pedía a mis padres que me comprasen una Montesa Cota 25. Costaba 25.000 pesetas (150 €) de la época. Eran tiempos difíciles y no pudo ser ese sueño y tuve que esperar años para poder comprar una moto de segunda mano. Este blog no pretende sentar cátedra en ningún aspecto, ni de motos ni de viajes, ni nada parecido. Tan solo pretende contar unas pocas historias que le pasan o han pasado al que lo escribe.

He tenido la suerte de recorrer carreteras míticas en moto como: "Trollstigen" y "Atlantic Ocean Road" en Noruega, "Route 66", "US-1", Los Cayos y Florida y los National Parks de Utah y Arizona en Estados Unidos, el "Vietcong" y la "Ruta Colonial 4" de Vietnam, llegar hasta "Norkdkapp" (Cabo Norte) atravesando un montón de países europeos. Además de, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Córcega, Grecia, Portugal, Marruecos, la Ruta 40 en Argentina e incluso Kho Larn en Thailandia.

Sobre 4 ruedas he podido disfrutar de la "Atlantic Ocean Road", Philip Island y el "Australian Desert" en Australia, "Route 61 o Highway Music o Blues Highway" en USA, Canadá, muchos países europeos, Marruecos o Turquía ...

Tampoco, tienen estas historias un orden cronológico. Así que a disfrutar.

2 de mayo de 2012

AMSTERDAM en 4 DIAS - HOLANDA - 2011

ZAANSE SCHANS
Esta vez el viaje ha sido relámpago a una de las ciudades más carismáticas de los Países Bajos: Ámsterdam. A finales del mes de julio pusimos rumbo a la ciudad de los canales y las bicicletas. Venecia es la ciudad de los canales por antonomasia pero a Ámsterdam se la conoce como la “Venecia del norte”.
Este viaje ha sido un poco más sencillo en su elaboración. Un rato en internet soluciona rápidamente un vuelo y un hotel. No necesita más preparación. Tan solo la dosis necesaria de ímpetu, una pequeña guía de la ciudad y ganas de pasarlo bien.
La ciudad está construida en torno a los canales que la recorren casi como círculos concéntricos. Las casas también tienen una explicación en su forma. Muchas están diseñadas, con su gran ventanal principal, para que sirvieran de almacén y fuesen abastecidas desde los barcos que transitaban los canales. Por eso, muchas tienen una polea en la parte superior. Es fácil encontrarse casas y fachadas que desafían a la gravedad. Pero en los canales, aparte de agua y muchas bicicletas sumergidas, hay barcos-vivienda. También los hay restaurantes o bares de copas en plan “chic”.
Una de las cosas que más llama la atención es el tráfico bicicletero que existe en esta ciudad. Es increíble, la cantidad de miles y miles de bicis que circulan a todas horas y por todas partes, entremezclándose con los viandantes. Sobre todo en el centro del casco urbano. Bicicletas hay de todos los tamaños y colores, aunque todas se parecen en la forma. Las hay para transportar cachivaches, niños, perros o cualquier cosa que sea susceptible de acarrear. Incluso con remolque o una combinación de las anteriores.


CASAS TIPICAS de AMSTERDAM

Para moverse por el centro de la ciudad es aconsejable adquirir un bono de transporte. Existen varias modalidades, unos funcionan por duración de tiempo. Nosotros utilizamos, principalmente, los tranvías. La tarjeta de 24 horas costaba 7 € y la de una hora 2,6 €, en el momento del viaje.
Como inconveniente, Holanda tiene la carestía de vida superior a la que estamos acostumbrados, por ejemplo: un litro de gasolina 95 estaba a 1,72 €.
DIA 1.-
Por la mañana temprano, el vuelo directo a Ámsterdam, aeropuerto de Schiphol. En dos horas escasas llegada al país de los quesos y los molinos. Una vez en el aeropuerto, se coge un tren de cercanías que te lleva directo a hasta la estación de metro Centraal Station (Estación Central) por 4,4 €. Allí, al salir a superficie hay una gran plaza. No exagero si estuvimos más de una hora buscando el tranvía nº 7. Este tranvía se supone que nos llevaría hasta la puerta del hotel. Preguntamos infinitas veces. Una suerte en este país, que todos hablan inglés, aparte de su complicado idioma: el neerlandés.
PLAZA DAM

Decidimos andar por la agitada calle Damrak arrastrando las maletas hasta llegar a la plaza Dam donde buscamos como pollo sin cabeza el dichoso tranvía. Después de otra media hora, conseguimos encontrarlo. Unas carreras para subirnos en él y por fin, llegamos al barrio del hotel. Un barrio dominado por los emigrantes. Tranquilo, pero nos hacía desconfiar. Realmente no pasó nada. El hotel de 4 estrellas cumplió nuestras expectativas. Buenas habitaciones y buenos desayunos.

Otro tranvía con destino al centro, creo que el nº 14 y comienzo del turisteo. Habíamos perdido toda la mañana con la búsqueda del tranvía perdido. Como ya era la hora de comer, decidimos hacerlo en una terraza muy animada en una céntrica plaza, donde se alternan las actuaciones espontáneas de todo tipo.
Desde allí, nos dirigimos a la zona de los museos. Vondelpark, un gran parque donde se aglutinan los museos más importantes. Debido a la escasez de tiempo disponible, decidimos ir a ver el Van Gogh Museum. La entrada costó 14 €. Consta de 3 plantas dedicadas al pintor “desorejado”. Una vez visto, yo creo que en hora y media es suficiente, nos dimos cuenta que promete más de lo que realmente enseña. Sinceramente, de haberlo sabido hubiera visto cualquier otro. Tal vez alguna exposición itinerante sea más provechosa. Otra alternativa, tal vez sea el Riskmuseum.

Para quitarnos la decepción del día, cogimos un barco turístico. El barco que es como una barcaza acristalada y descapotada. Hace un recorrido por los canales principales de Ámsterdam por 13 €. El canal Prinsengracht es el más animado ya que se pueden ver casas flotantes, etc. El anillo de canales centrales se llama Grachtengordel.       
Una cerveza junto a la terraza del Hard Rock Café y seguimos visitando la ciudad caminando bajo un tibio sol. Cansados, después de un largo día, volvimos al hotel. Había que reponer fuerzas para continuar al día siguiente.
DIA 2.-
Este segundo día lo dedicamos a una excursión en coche. Nos levantamos pronto y vimos que el sol no estaba por la labor de sonreír. Nos dimos una buena caminata en busca de la oficina de alquiler de coches.
Alquilamos un coche pequeño. Esta vez fue un Renault Twingo con un toque sport. Visitamos unos pueblos con encanto: Volendam y Marken.
En un recorrido de poco más de media hora se llega hasta este bonito pueblo: Marken. Está prohibido circular con el coche por el pueblo, así que a la entrada hay que aparcarlo, previo pago. Hasta hace pocos años este pueblo era una isla. En la actualidad, y gracias al esfuerzo de los holandeses, se ha convertido en una península. Las típicas y bonitas casas están construidas sobre suelo artificial.

MARKEN

Llama la atención la tranquilidad reinante este pequeño pueblo. A veces, da la sensación de estar inmerso en el escenario de una película. Se ven casas típicas de la zona pintadas en color verde, la mayoría. En un entorno muy tranquilo. Tiendas de souvenirs con zuecos a la entrada. Un café con encanto para reponer calorías y el paseo que lleva hasta el mar interior.
Después otra vez el coche y un pequeño trayecto nos llevó hasta Volendam. Este pueblo tiene más afluencia de turismo que Marken.

VOLENDAM


Volendam es un pueblo de pescadores situado a unos 20 Km. de Ámsterdam en la zona conocida como Edam (todo suena a queso aquí). Lo más característico es andar por sus calles y por el transitado paseo marítimo.
VOLENDAM









Entre un pueblo y otro, hay 17 Km. de distancia. Otra opción, es hacer el trayecto en barco, pero con el coche alquilado habría que deshacer el camino. Por tanto, coche.
Aprovechando el bullicio y la hora de comer, comimos junto a la costa. Un paseo para asentar los bocadillos y terminar de ver este precioso pueblo.
Terminada la visita a estos idílicos pueblos, la excursión continuó a unos 46 Km. Nos fuimos a ver como ganan los holandeses terreno al mar. El “Oostvaardersdijk” uno de los grandes diques. Una obra faraónica con más de cien años de antigüedad. Es difícil imaginar cómo en esa época podían tener la capacidad de idear un sistema tan complejo con los medios que disponían y que aún siga vigente.
 
OOSTVAARDERSDIJK - DIQUE

Lo siguiente fue ir a Zaanse Schans. Junto a las orillas del río Zaan y a 15 Km. de Ámsterdam. Esta congregación de molinos, se cree, que pudo ser la primera zona industrial de Europa. Cada molino tiene una utilidad: hacer aceite, mostaza, aserradero o pintura.


ZAANSE SCHANS

ZAANSE SCHANS

Regresamos al hotel y después de aparcar, bajamos a cenar un restaurante turco cercano.
Después de un rato en el que nadie nos atendía, pedimos de beber y nos dijeron que no se servían bebidas alcohólicas. Pero ese no fue el primer contratiempo. La carta del menú estaba escrita en holandés, así que a todos los camareros que desfilaron por las cercanías de nuestra mesa les solicitamos la carta en inglés y ninguno quiso facilitárnosla por lo que decidimos irnos a buscar otro sitio donde nos atendieran. La cosa no estaba fácil, como decía antes y al ser un barrio residencial de emigrantes no había muchas opciones. Calle abajo y tras un rato de caminata, llegamos a una especie de teatro con restaurante y allí nos desquitamos. Después de la paliza del día, regreso andando hasta el hotel.
DIA 3.-
Siguiendo la tónica habitual de los turistas que quieren aprovechar los días, tocó madrugar un poco y dar cuenta de un desayuno en condiciones. El día lo dedicamos a un recorrido aconsejable para ver la zona oeste de Ámsterdam, con un plano (uno de los que dan en los hoteles puede valer). Desde el hotel al tranvía. Partiendo desde la Plaza Dam. Siguiendo por Paleisstraat pasando por los canales Singel, Herengracht y Keizersgracht después a la derecha por el lateral de Prinsengracht.

CATEDRAL WESTERKERK

Caminando se pasa por una de las iglesias más importantes, la de Westekerk y que se encuentra junto a la casa de Anna Frank. Westekerk es una iglesia protestante en la que se sabe que fue enterrado el famoso pintor Rembrant, pero en un lugar desconocido.
Una de las atracciones turísticas más importantes de Ámsterdam es la casa de Anna Frank (Anne Frankhuis). Es prácticamente imposible verla. De las varias veces que pasamos por la puerta, en todas había una larga espera de gente que rodeaba la manzana. Por ese motivo, declinamos verla y dedicarnos a ver otras cosas.

ANNA FRANK

Así que proseguimos girando a la izquierda en Leliegracht para luego cruzar por Prinsengracht y retroceder un poco para seguir por la orilla del canal.
Una vez en el canal de Bloemgracht giramos a la derecha y subimos en la segunda calle otra vez a la derecha por Tweede Leliedwarsstraat, para luego cruzar por Egelandtiersgracht para seguir por la derecha del canal.
Este barrio llamado Jordaan es una zona típica por sus locales alternativos y su carácter bohemio. Es la parte alta de Tweede Egelandtierswarsstraat.
Se continúa por Lijnbaansgracht (antiguo canal en el pasado) y de aquí a la calle Brouwersgracht (casas flotantes y barcazas) para cruzar por Herengracht y sin parar hasta el canal Singel. Llegamos hasta las compuertas de agua y fuimos hacia la derecha por el mismo canal Singel hasta la fachada más estrecha de Ámsterdam en el nº 7. Toca girar a la izquierda por Torenstraat, cruzar Spui y seguir por Molensteeg.
CASA ESTRECHA

El último tramo de esta ruta es por Nieuwezijds Voorburgwal y dejar Nieuwe Kerk para regresar, otra vez, a la plaza Dam.
Después tocaba comida y lo hicimos en un bar de los muchos que hay en el centro, a un precio bastante asequible.
Ya por la tarde, Uno de los sitios más carismáticos y más visitados es El Rose Buurt. Nosotros le conocemos como Barrio Rojo.

ROSE BUURT - BARRIO ROJO







A veces, caminas y caminas buscándolo y no sabes que llevas un rato inmerso en él. Son clásicas y forman parte de paisaje, las chicas en los escaparates. Desde por la mañana temprano, pero por la noche, con el barrio en plena ebullición, no dejan de pasar turistas y clientes por delante de las cristaleras.
Existe una hilera de adoquines que marcaba históricamente el camino para los marineros y navegantes que llegaban al importante de puerto de Ámsterdam hasta este bullicioso barrio. Las prostitutas tienen, incluso, un pequeño monumento junto a la catedral.
Además de mujeres, también se pueden encontrar los coffee-shops (autorizados en la época del viaje). En los coffee-shops se podían consumir marihuana y hachís.

COFFEE SHOP
El centro de Ámsterdam lo recorrimos deambulando de forma un poco desordenada y espontánea, pero como todo está cerca, se puede ver bien. Aprovechando, incluso para husmear en algún mercadillo.
Aquí de lo más interesante es Begijnhof. Son antiguos asilos (casas) que confluyen un patio ajardinado común y una pequeña iglesia. En tiempos esto era el refugio de unas mujeres solteras que querían vivir en comunidad sin ser monjas. A estas mujeres se les llamaba begijntjes o “beguinas”. Se dedicaban a cuidar enfermos y pobres a cambio de un alquiler de bajo coste.



El famoso mercado flotante se llama Bloemenmarkt de miles de flores de colores; pero sobre todo tulipanes. Conocido como el “mercado de las flores”.

BLOEMENMARKT - MERCADO de las FLORES

Como todavía era pronto, seguimos dando un paseo por la ciudad. En una plaza animada llamada Nieuwmarkt, aprovechamos para tomar una cerveza del país. Continuamos la caminata y en los aledaños del Barrio Rojo, cenamos en un coqueto restaurante italiano, también a buen precio.
DIA 4.-
Nos levantamos temprano, como todos los días. Recogimos el equipaje y lo dejamos en la recepción. Desde el hotel, en el ya consabido tranvía nº 14 fuimos hasta el parque de los museos. Junto al Riskmuseum, hay una fábrica de diamantes. En ella te enseñan cómo se elaboran los diamantes y las joyas. Al finalizar el recorrido, la lógica parte de venta. Es una visita curiosa pero prescindible.

Para rematar el viaje, había que darse un gusto refrescante. Esta vez, el capricho fue visitar la antigua fábrica de Heineken, previo pago. Se hace un recorrido por el edificio, en plan parque temático dedicado a la cerveza holandesa. Casi al final, se hace una cata y justo antes de salir te invitan a dos cañas en una especie de pub interior. El recorrido se termina en la zona de merchandaising, junto a la salida.
La comida la hicimos en un restaurante de comida típica holandesa en el centro, con la lógica tristeza que lleva a pensar en el viaje de vuelta. El precio, un poco por encima de la media. Para finalizar y regresar decidimos hablar con la recepción del hotel y contratamos el servicio de taxi privado para ir al aeropuerto. A decir verdad, sale rentable. Por un poco más de dinero, te ahorras ir “arrastras” con la maleta, coger el tranvía, luego una caminata con la maleta y después el tren de cercanías. Este servicio lo constituye un tipo con un monovolumen que te deja directamente, a ti y a tu maleta en el aeropuerto y te ahorra todo lo descrito.
El vuelo, tranquilo, nos llevó de vuelta a Madrid, a la hora de cenar.
Viaje recomendado para todo aquél que quiera escaparse a una capital europea y cosmopolita; quiera ver cosas diferentes entre bicicletas, casas diferentes y canales.

Como en el resto de fotos de este blog, hay que decir que todas las fotografías tienen su luz natural. Tal cual fueron hechas. Ninguna está tratada con programas de retoque informáticos.