PACKOCHO

Motero, Rider, Biker, motoviajero o motoaventurero, un poco de todo. Estoy dando la vuelta al mundo por etapas. Después de cada viaje tengo que volver a casa, trabajar, ahorrar y esperar de nuevo a las vacaciones. Desde temprana edad comienza mi pasión por las motos. Que yo recuerde, tendría unos 6 años cuando les pedía a mis padres que me comprasen una Montesa Cota 25. Costaba 25.000 pesetas (150 €) de la época. Eran tiempos difíciles y no pudo ser ese sueño y tuve que esperar años para poder comprar una moto de segunda mano. Este blog no pretende sentar cátedra en ningún aspecto, ni de motos ni de viajes, ni nada parecido. Tan solo pretende contar unas pocas historias que le pasan o han pasado al que lo escribe.

He tenido la suerte de recorrer carreteras míticas en moto como: "Trollstigen" y "Atlantic Ocean Road" en Noruega, "Route 66", "US-1", Los Cayos y Florida y los National Parks de Utah y Arizona en Estados Unidos, el "Vietcong" y la "Ruta Colonial 4" de Vietnam, llegar hasta "Norkdkapp" (Cabo Norte) atravesando un montón de países europeos. Además de, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Córcega, Grecia, Portugal, Marruecos, la Ruta 40 en Argentina e incluso Kho Larn en Thailandia.

Sobre 4 ruedas he podido disfrutar de la "Atlantic Ocean Road", Philip Island y el "Australian Desert" en Australia, "Route 61 o Highway Music o Blues Highway" en USA, Canadá, muchos países europeos, Marruecos o Turquía ...

Tampoco, tienen estas historias un orden cronológico. Así que a disfrutar.

16 de diciembre de 2011

BERLIN - ALEMANIA - 2009


Puerta de Brandeburgo

Esto no pretende ser una guía de viaje, al igual que el resto de este blog. Tan solo un reflejo de nuestro viaje de seis días a Berlín, pero puede servir de referencia a quien quiera ir por cuenta propia. Este viaje se hizo en la primera semana de diciembre, lo cual condicionó las visitas turísticas por la falta de luz solar. En esa latitud anochece a las 15:30 horas, por lo tanto, hay que madrugar y correr para aprovechar y hacer turismo mañanero. Hay que decir que la luz de las farolas, tampoco ayuda. Son tal y como se ven en las películas de la antigua Alemania del Este.

El viaje, buscado y contratado por nuestra cuenta, consistía en vuelo directo Madrid-Berlín-Madrid. El hotel (***) incluía alojamiento y desayuno por 60 €/noche. Está situado en un barrio periférico del centro de Berlín. A una hora de Alexanderplatz. Esta es la plaza principal del actual Berlín, aunque en el lado oriental. Para el que no lo sepa o aún sea muy joven; Berlín son dos ciudades juntas, desde que cayó el muro en 1989. Aún se puede apreciar en los semáforos que el muñequito que da paso a los peatones, es diferente.

Alexanderplatz
Al llegar a Berlín se recomienda comprar un abono transporte de 7 días. Precio 26’20 €. Hay que validarlo en el primer viaje. Merece la pena, puesto que se puede utilizar sin límite: metro (U), autobús, tranvía y trenes (S) de cercanías en las zonas AB. Aclarar que los precios son de 2009 y los revisores van de paisano, te pueden pillar infraganti y ponerte una multa porque no hay tornos a la entrada. En cambio, puedes beber cervezas a las 8 de la mañana o llevar perros que a nadie le molesta.

DIA 1:
La llegada del vuelo al aeropuerto de Tegel fue sobre las 22:00 horas, noche cerrada y un mundo totalmente desconocido. Después de preguntar e informarnos y gracias a un estudiante español de Erasmus, cogimos el autobús y luego el metro. Salimos a la superficie en una estación entre unas casas de barrio obrero y cerca de un polígono industrial, cerca de Spandau. La imagen era desoladora. Dos guiris (porque nosotros en el extranjero somos guiris aunque a los demás sigamos viendo altos y rubios, pero al fin y al cabo están en su pueblo) con dos maletas, cara de despistados y sin saber dónde ir ni a quien preguntar.
Las señales y carteles indicadores escasean; por lo tanto hay que coger el plano, armarse de valor y sacar a relucir las dotes orientativas y de interpretación de mapas de Indiana Jones. Después de unos 30 minutos deambulando en la noche perimetral berlinesa conseguimos enfilar la calle del hotel. Eran casi las 00:00 cuando conseguíamos llegar a la puerta del hotel.
La segunda aventura era poder acceder al hotel. Estaba cerrado y con luz en el interior. Nos fijamos y vemos un cartel avisándonos que llamásemos a un número de teléfono alemán y nos darían instrucciones. Empezaba a recordar mis tiempos de “boy scout” y mi participación en gymkanas, aunque más bien parecía un concurso televisivo de moda. El truco estaba en que en la llamada telefónica te facilitaban un código numérico y en la puerta trasera del hotel había un cajetín para extraer la llave -tecleando previamente la clave- y entrar; primero al hotel y luego a la habitación.
Una vez instalados, continuaba la aventura. Eran más de las 12 de la noche en un país centroeuropeo y había que cenar. Objetivo de la misión: encontrar un sitio abierto. Después de recorrer varias calles solitarias, la misión se fue al traste por sí sola. Parecía un castigo; a la cama sin cenar.
Pero los dioses de nuestro lado y al ir a entrar de vuelta al hotel, una pareja de transeúntes -con una más que aceptable borrachera- nos regalaron un par de cervezas frescas tras una pequeña conversación “anglogermánica”. Nos fuimos a dormir con otro ánimo más satisfactorio. Días después, coincidimos varias mañanas en el metro con nuestro “amigo” que resultó ser polaco (de Polonia) y todas las veces se empeñaba en invitarnos a tomar una cerveza mañanera en el metro.
DIA 2: 
El día se levantó frío pero despejado. La primera visita fue al cementerio judío Jüdischer Friedhof. Este cementerio está situado junto a la estación de metro de Senefelderplatz (U2). Una necrópolis judía es siempre algo curioso para ver y la forma que tienen de honrar a sus muertos. No sé por qué, pero casi siempre suelo visitar los cementerios de otros países y sobre todo si son de culturas diferentes.

Jüdischer Friedhof
Como era domingo, había que aprovechar para poder ver el “mercado de pulgas” de Mauer Park. Se coge el metro hasta la estación de Eberswalder Str. (línea U2). Una vez en la calle, se caminan 5 minutos, aproximadamente siguiendo la muchedumbre. Para nosotros, este mercadillo es como el Rastro madrileño; pero la gracia es que está en la antigua Alemania del Este, junto al muro. En ese momento, no éramos conscientes que hace pocos años “el muro” estaba ahí. La nota curiosa la daban estudiantes españoles vendiendo porciones de tortilla de patatas a 1 €, aunque no podría decir si tenía cebolla o no.
Después, comida en un restaurante italiano cercano para reponer fuerzas. Como no había posibilidad de siesta y la noche estaba al caer, decidimos dar un tranquilo paseo por Alexanderplatz. Alexanderplatz es una gran plaza que suele salir en todas las películas que se ruedan en Berlín, sobre todo el oriental. Es el centro neurálgico de la ciudad. Desde aquí parten casi todas las líneas de metro, tren o tranvía. También, son referencia el centro comercial Alexa y las Galerías Kaufhof (como nuestro El Corte Inglés). Ambos, tienen buenos precios y son recomendables para hacer compras. Como eran fechas prenavideñas, tenían instalados dos mercadillos con puestos navideños. Llama la atención que siendo como es la capital de Alemania, uno de los países más importantes de Europa, los precios sean –en general- más baratos que en España. Teniendo en cuenta, además, los sueldos. Un alemán gana, por lo general, más que un españolito.

Alexanderplatz y Fernsehturm

Después de la primera inspección a Alexanderplatz (que es algo recurrente para quien visita Berlín) fuimos a ver la Fernsehturm (Torre de televisión) por fuera, ya que era de noche. Para acceder a ella y subir, hay que pagar.
Junto a un parque, detrás de la Fernsehturm hay otro mercadillo navideño y una iglesia evangélica llamada Marienkirche. Tuvimos suerte y asistimos a una misa coral en su interior.
Antes de volver al hotel, agotados, hicimos caso a los sabios consejos de los lugareños y cenamos bocadillos de salchichas de medio metro. Si, si 50 centímetros de salchichas, acompañados de cervezas de medio litro en los puestos navideños. Muy baratos, por cierto. También, es costumbre tomar vino caliente, sentados al aire libre junto a estufas y charlar animadamente.

DIA 3:
El día amaneció como el resto, frío y con neblina. Esta vez, espabilamos para visitar el Berliner Unterwelten E.V. Esto es un refugio antiaéreo de la II Guerra Mundial que se encuentra situado dentro del metro en la estación de Gesundbrunnen (U8). Las visitas guiadas en español son los viernes, sábados, domingos y lunes a las 10:30. Hay varios tours, pero se recomienda el nº 1, puede que el más completo. Está rigurosamente prohibido hacer fotos. En Alemania, todavía, no llevan bien eso del nazismo y sus recuerdos y connotaciones. De hecho, el cartel de la película Malditos Bastardos de Quentin Tarantino que se estrenaba en esas fechas, estaba censurado.

Placas judios
Finalizada la visita a media mañana, hicimos un recorrido por los patios del barrio de Hackescher Markt. Son patios típicos de judíos, con tiendas y jardines. En el suelo de las calles, junto a los portales, se pueden ver placas con los nombres de familias enteras de judíos y las fechas en las que fueron llevadas a los campos de concentración.

Cementerio judío Große Hamburguer Staße




La siguiente visita fue la iglesia protestante de estilo barroco de Sophienkirche junto al Viejo cementerio judío en Große Hamburger Straße.

Sophienkirche



Ya de noche, una curiosa y a la vez intrigante visita a una casa okupa de Tacheles, en Oranienburger Str. Esta casa es un referente del arte y la cultura alternativos. Allí se junta mucha “gente rara”. Como buenos guiris, había que tomar una cerveza en el Café Zapata, también de estilo alternativo y en el mismo bloque. Un pequeño paseo por las calles limítrofes, tampoco viene mal.
Después, se debe coger el tranvía M6-U hasta Alexanderplatz. Pero antes y casi enfrente de Tacheles está la nueva Sinagoga. Muy vigilada y con control de entrada mediante escáner. Se recomienda no visitar, ya que es un timo. Sin ser judío (que hay que acreditar), el precio son 1’5 € y tan solo dejan ver una cúpula cutre de cemento sin pintar. En realidad, lo bonito es la parte exterior del edificio.
DIA 4:
Un día lluvioso de inicio, por tanto la visita a la Isla de los Museos, provocada por el río Spree, se antojaba ideal. Caminando desde Alexanderplatz se llega enseguida. El museo de Pérgamo, posiblemente el mejor de todos, ya que hay varios museos para ver. Precio de la entrada 10 € con audioguía y guardarropa (abrigos, bufandas, gorros, paraguas, etc.). Los jueves de 18:00 a 22:00, todos los museos de Berlín son gratuitos. Para ver a Nefertiti en el Neues Museum, se recomienda sacar la entrada por la mañana. Existen pases programados cada media hora.

Berliner Dom
Junto al río Spree y la Isla de los Museos se encuentra el imponente Berliner Dom con sus características cúpulas de color verde óxido. Para nosotros es la catedral; evangélica y de estilo neobarroco. Entrada 5 €.
Después se toma el autobús nº 100 ó 200 (típicos de recorridos turísticos) para ver la Puerta de Brandeburgo. Todo un símbolo de Alemania junto al oso Buddy, mascota de Berlín. Junto a ella, está el Reichstag (parlamento alemán, Bundestag). Otro importante edificio con la moderna cúpula de Norman Foster y con unas soluciones técnicas bastante curiosas. Entradas gratuitas y cada 30 minutos. El horario es de 10:00 a 22:00 ininterrumpidamente.

Adoquines Muro

Entre el Reichstag y la Puerta de Brandeburgo se encuentra un pequeño monumento a los caídos del muro. Observar en el suelo señalizado con adoquines por dónde discurría el propio muro. Son curiosas las fotos de algunos de los caídos del lado oriental que intentaron traspasarlo. Muy cerca se encuentra la embajada de EEUU.



Reichstag

Memorial Holocausto

Siguiendo la calle abajo, se llega al monumento al Holocausto. Impresionantes bloques de hormigón (2.711). Hay que dar un paseo entre ellos y luego bajar al museo, que se encuentra debajo. Se recomienda comer un rico kebap en el restaurante de enfrente. La entrada al museo es gratuita con guardarropa. Por 3 €, se dispone de audio guía. En el edificio de enfrente, detrás de la embajada de EEUU se encuentra un edificio rehabilitado en viviendas y oficinas que fue el bunker de Goebbels. En la calle de más abajo, se supone que estaba el bunker de Hitler, pero ya no queda nada de éste.

Sony Center Postdamer Platz

A la salida del Memorial del Holocausto y ya de noche, un pequeño paseo hasta Postdamer Platz. Esta es la plaza del lado occidental, toda una creación de edificios modernos y rascacielos. Allí se puede visitar el Sony Center y otros edificios de diseño. Además, muy cerca está la plaza de Marlene Dietrich. Siendo época de Navidad, también tiene su mercadillo navideño. Estos mercadillos abundan por todos los barrios del centro berlinés. Por la tarde-noche, los berlineses juegan a una variante del curling. Una especie de petanca en el hielo.

 

Checkpoint Charlie


DIA 5:
Un soleado pero frío día. Visita al archiconocido Checkpoint Charlie en la estación de Kochstraβe (U6). Lugar de paso fronterizo entre las dos Alemanias y delimita el “sector americano”. Es obligado hacerse una fotografía en el puesto de control. Allí mismo, está el museo y restos del muro. El precio de la entrada son 12 €.
Después cogimos el metro hasta Alexanderplatz y desde allí un tren hasta Ostbahnhof (S5). Hay que bajarse de la estación, cruzar el río y de pronto…. el “Muro”.

Muro

Se pueden admirar las inmensas paredes hormigonadas con alambres de espino con murales (algunos son auténticas obras de arte). Un paseo junto muro hasta el puente de Oberbaumbrucke y cruzarlo. Proseguir el paseo y ver los murales pintados en diversos edificios de viviendas del artista Sazo. Ya en el barrio Kreuzberg (barrio turco), pasear al lado del río y ver la escultura de Molecule Man en el río Spree. Caminar 10 minutos más y cruzando el siguiente puente, girar a la izquierda y llegar hasta la estación de Ostkreuz (S3) para regresar a Alexanderplatz. Una comida frugal en un puesto de salchichas en la misma estación servirá para aplacar el hambre.

Kaiser-Wilhelm-Gedächniskirche

Siegessäule
Coger el autobús nº 100 y pasar por Tiergarten hasta la iglesia derruida de Kaiser-Wilhelm-Gedächniskirche. Esta iglesia se conserva así como recordatorio de los bombardeos de los aliados. Regresar en el mismo autobús hasta la Siegessäule (Columna de la Victoria) prusiana. Esta columna está en el centro del inmenso parque de Tiergarten y las vistas son espectaculares.

Todavía, se pueden apreciar en las columnas de la base, los disparos de los aviones aliados de la II Guerra Mundial. La entrada son 3 €. Después, regreso en el autobús nº 100 ó 200 a Alexanderplatz y vuelta al hotel. Un día agotador, como todos.
DIA 6
El día amaneció como lo que iba a ser: triste. Muy frio y con niebla. La visita principal de la jornada era al Campo de concentración de Sachsenhausen. Para llegar a él, es necesario ir a la estación de Oranienburg, final de la línea S1. Se necesita adquirir un bono complementario de un día de zona BC, precio 2’5 €. Al salir de la estación se puede coger un autobús, pero pasa cada hora. Es preferible dar un pequeño paseo por el pueblo de 10 minutos. Al término de la visita, de 5 horas aproximadamente, reponer fuerzas en el restaurante-casa que está junto a la entrada. Sorprendentemente, los precios son económicos y la comida típica. En España nos hubiesen dado, en esas condiciones, una estocada muy torera.

Sachsenhausen
Para la visita a este campo de concentración y exterminio, que no es tan famoso como Auschwitz, hay que estar preparados para asimilar el horror espeluznante que se pudo vivir allí. Este campo estuvo activo desde 1936 hasta casi 1950. Primero con los nazis y luego con los rusos. Son cinco horas en las que uno puede hacerse una idea de las condiciones tan terribles (climatológicas, alimentarias e inhumanas) en las que pudieron malvivir o sobrevivir estos prisioneros. Siempre escuálidos y desnutridos, ataviados con ese pijama de rayas. Para luego morir de forma horrible; gaseados o fusilados. Existe un antes y un después en el ánimo y en la conciencia de cada uno; después de esta visita.
Regreso al centro de Berlín deshaciendo el camino, a la estación de metro Friedrichstraβe (S1) y dar un paseo por la calle y los bulevares de Unter den Liden; una de las más importantes de la ciudad. También tiene mercadillo navideño, por si alguien todavía no lo sabe.
DIA 7
Último día, también frío como los anteriores. Debido al poco tiempo existente, ya que había que ir al aeropuerto; hicimos una visita rápida al Meilenwerk. Es una nave-museo de compraventa y arreglo de coches de segunda mano e históricos. Extenuados y con cierta tristeza, vuelo a Madrid y vuelta a casa, pero satisfechos por haber aprovechado al máximo este viaje y con casi 960 fotografías en el álbum.
Queda la sensación, como cuando uno va a París -aunque no es comparable- que debe volver a esta maravillosa ciudad y disfrutarla otra vez.



14 de noviembre de 2011

MOTORUTA CORCEGA - 2011

CORCEGA
Ya sé que esta motoruta la han hecho más moteros antes que yo. Voy a contar mi viaje, tal y como lo he vivido. No quiere decir que sea mejor o que no se pueda realizar de otra manera. Simplemente, es mi viaje.
Todo empezó hace 7 años cuando hice un viaje parecido en furgoneta con 4 amigos. Fuimos con una idea, ver el Rallye de France Tour de Corse del WRC. Fue una experiencia muy divertida y allí comencé a gestar la idea de volver, pero esta vez subido en una moto. La isla es propicia, por su orografía muy montañosa, para hacer rutas moteras.
Así que años después empecé a idear un plan. Primero, había que gestionar una moto con la que pudiera acometer el proyecto. La elegida fue una BMW R1150 RT, apodada “el Motorrón”, tal y como la bautizó mi amigo Manolo. Pilotar semejante bicho es como si cabalgaras en un diplodocus. No sé si antes algún neandertal se ha atrevido a hacerlo antes que yo. Conviene saber que el que quiera hacer un viaje a Córcega debe manejar con soltura una moto de gran envergadura, que saque a la luz sus conocimientos de conducción “a la inglesa”, que ajuste las punteras a las estriberas y que se olvide que está en un circuito. Conducir a la inglesa no quiere decir conducir por el carril contrario, si no una forma de inclinar la moto. Y si es un avezado conductor en situaciones de tráfico intenso y atascos, mejor. Ya que tanto en Marsella, Bastia y Ajaccio, el tráfico es muy parecido a una hora punta de Madrid.
El siguiente paso fue estudiar la ruta, elaborar un presupuesto, ver la viabilidad del proyecto y esperar a que llegase la fecha elegida: 2ª quincena de septiembre y que empezasen las vacaciones. Este año, un poco tardías.
Me gustaría que esta motoruta sirva de guía y orientación para que osados moteros puedan hacer su viaje con más datos que con los que partí yo.
Avisar que no es un viaje barato. Estamos hablando de hacer una cantidad considerable de kilómetros. Para hacer 3.700 km. se llenó el depósito 11 veces. Durante nuestra estancia en tierras francesas, el precio del litro de gasolina oscilaba entre 1,55 y 1,65 €. Por cierto, en toda Córcega no existe gasolina de 98 octanos. Tampoco gasoil denominado extra. Se hicieron dos travesías en barco. Se pernoctó en distintos hoteles y comidas en un país donde la carestía de vida es superior.
Otro hándicap sufrido es no haber reservado previamente los hoteles y el barco, ya que desconocíamos si íbamos a ser capaces de completar el libro de ruta preestablecido. En un principio, eran tres etapas hasta que la moto subiese al barco y en el regreso, otros tres. Esto alargaba demasiado el viaje, ya que serían en total 6 días de trayecto con el consiguiente incremento en gastos. Desconocíamos, también, la climatología que íbamos a sufrir.
En cuanto al comportamiento de la moto, cabe decir que cumplió perfectamente su función. En las calles y carreteras viradas de Córcega, en cambio, la moto que más se ve es la BMW R 1200 GS alias “picopato”. Se puede decir que las hay a patadas. Tal vez, sea más polivalente y permite circular mejor por otros tipos de superficie. Hay que decir que apenas hay caminos, aunque si carreteras con el asfalto más roto. También, hay que avisar que la moto se bebió un litro de aceite cuando llevábamos 2.400 km. recorridos. Es lo que tiene un motor bóxer.
Incluyo un pequeño álbum de fotos para que os podáis hacer una idea de lo que se puede ver por allí. Ninguna de las fotos está retocada, es lo que se ve.
·         Día 1: El viaje comienza con todo preparado desde la tarde anterior. Equipaje muy reducido y revisión de la moto. Salimos desde Madrid con mucha ilusión y ganas. Las paradas justas y necesarias, con el fin de avanzar el mayor número de kilómetros. Pasado Zaragoza el sueño hace de las suyas y hay que hacer una parada para comer y dormir una siesta. Seguido, el segundo y definitivo tramo. Esta vez llegamos a Mollet del Vallés (Barcelona), confirmamos que el hotel disponía de habitaciones libres y una ducha. Pasamos la tarde visitando el pueblo y una cena ligera. Tocaba dormir rápido que la segunda etapa se presuponía larga.
Km recorridos: 665
·         Día 2: Salida Mollet del Vallés con buen tiempo, se adivinaban los Pirineos en lontananza. Rápidamente pasamos la frontera después del último peaje en España. Allí nos dicen que tenemos viento de Tramontana. Para el que no lo sepa, el viento de Tramontana es aire frío y racheado típico de esa zona. Este viento no nos abandonaría hasta Cannes. Después se sumó la lluvia. Esto significa que fueron 480 km en plena tensión para mantener la moto en el carril y no caernos al suelo. La comida fue en Arles que visitamos desde la moto y con los chubasqueros puestos. Más tarde, la merienda en Cannes con otra rápida visita al paraíso del lujo. Al poco, llegamos a nuestro siguiente destino: Niza. La siguiente operación, búsqueda del hotel y confirmar la habitación. Una vez conseguido, paseo nocturno y cena.
Km recorridos: 695

NIZA
·         Día 3: Amaneció un bonito y soleado día en Niza. Localización del puerto, compra de billetes del ferry y vuelta al hotel a toda prisa porque el barco saldría hacia la 1 de la tarde. Además, hay que embarcar una hora antes. Compramos comida para unos bocadillos y rápidamente al puerto. En el puerto de Niza, había una buena concurrencia de osados moteros para embarcar, la mayoría franceses. Aunque se pudo ver a gente de otros países lejanos. Nosotros, los únicos españoles. El trayecto hasta Córcega son 6 horas de travesía. Después con el atraque y demás, hay que añadir una hora más. La buena climatología que nos acompañó se estropeó al llegar, ya de noche, al puerto de Bastia. Una tormenta torrencial nos estaba esperando. Con toda rapidez localizamos el hotel y para adentro. El restaurante italiano contiguo dio buena cuenta del hambre que llevábamos después de otro largo día. Un consejo para principiantes: Cuando se embarca una moto; ésta se debe apoyar sobre la pata de cabra y atar el manillar con una cuerda al barco.
Km recorridos: 30

BASTIA
·         Día 4: Amaneció soleado en Bastia. Se podía divisar perfectamente las islas de Elba y Pianosa. El plan de ruta indicaba recorrer lo que los corsos denominan Cap Corse. Las vistas y el paisaje son magníficos. Agua de mar de color azul intenso, con tonos turquesas y curvas para aburrir a cualquier motorista. En esta bonita ruta vimos a los primeros moteros que venían de bastante lejos, un grupo de húngaros. Casi es obligado parar y ver un pueblito llamado Rogliano. Allí el problema es encontrarte con la fauna típica cruzando las carreteras: cerdos con pecas y pequeñas cabras peludas. La comida en otro pueblecito llamado Morsiglia, junto al mar. El regreso por todos los acantilados hasta otro, Patrimonio. Pueblo famoso por sus vinos. Ya por la tarde la visita a Bastia era obligada y sus vetustas calles. Las casas que quedan por detrás de la ciudadela son un auténtico paisaje de la postguerra que recuerdan la Italia de los años 50.
Km recorridos: 137

CAP CORSE
·         Día 5: Otro sol veraniego. Salida desde Bastia, pasando por Saint Florent y dejando a un lado el Desert des Agriates. La ruta con destino a Calvi. Un bonito pueblo al otro extremo de la isla. Allí lo típico es comer en la zona del puerto. De regreso la siguiente parada: L’Ile Rousse. Esta isla es carismática porque cuando anochece se torna de un color rosáceo, de ahí su nombre. El mar, en cambio toma un tono de color violáceo. El regreso, por el interior de Córsica hasta Bastia. De noche y por esas carreteras se puede apreciar cómo son de peligrosos los lugareños conduciendo.
Km recorridos: 200
HAUTE CORSE
·         Día 6: Este era un día de transición y soleado, como los demás. Después de un desayuno tranquilo, salida desde Bastia, pasando por Corte y traslado por el Haute Corse hasta Ajaccio. Son 150 km por el interior de la isla. Un sube baja continuo. Subir montaña, bajar al valle y repetir. La recomendación para ir a Ajaccio desde Bastia es por la carretera de costa, pasando por Calvi, ya que se supone que más vistosa pero diferente. La verdad que en horas empleadas, puede ser bastante más ya que son 240 km. Teniendo el hotel en Ajaccio, es una buena opción. La llegada a Ajaccio, la capital de la isla, se tornó complicada. El tráfico es como de hora punta. La conducción de los capitalinos, bastante mala y peligrosa. No respetan nada. El segundo contratiempo, la ocupación hotelera al completo. Tocó sufrir buscar un hotel. Pero la constancia nos premió con un hotel con mucho encanto en una playa cercana. La habitación tenía acceso directo a la playa y a la piscina. Comida a las tantas de la tarde y compra billetes Ferry, para asegurarnos el regreso al continente. Pero los contratiempos, ese día, no habían acabado. No había disponibilidad en los barcos de camarote hasta un día más tarde de lo previsto. Por un lado, un día más para ver más cosas y por otro, incremento del gasto.
Km recorridos: 150
BONIFACIO
·         Día 7: Otro día soleado más para la hucha. Salida desde Ajaccio con destino a Porto Vecchio. Antes desayuno en las montañas del interior y paso por Propiano. La llegada a Porto Vecchio se hizo un poco larga. Ya que son unos 140 km de distancia a recorrer. Hay que tener en cuenta que las distancias en Córcega se multiplican en horas, por dos. Es decir que si son 100 km no tardaremos 1 hora, si no 2. Porto Vecchio es otro pueblo sugerente de visitar. Tiene un casco viejo interesante, allí el problema es encontrar un sitio donde comer dignamente a un precio asequible. Después de todos los sitios conocidos en Córcega se puede sacar la conclusión que la variedad de comida se reduce a pizza, pasta y creps. Y en algunos sitios muy concretos, un plato de embutidos típicos corsos. Queremos decir unas rodajas de una especie de chorizo, un poco de salchichón y un poco de jamón, todo “bien cobrado”. Nada que ver con nuestros productos ibéricos. Después una comida frugal nos disponemos a visitar Bonifacio, nos separan 30 km. Bonifacio es un pueblo espectacular. Con un cementerio aún más espectacular. No es de extrañar, ya que la vida de los nativos se ha tenido que forjar duramente subiendo las escaleras de sus casas. Una merienda-cena rápida y viaje a Ajaccio. Este es tal vez el viaje por la isla más duro, son 150 km que se convirtieron en 2,20 horas de exigente conducción nocturna. Vimos de paso un pueblo muy bonito llamado Sartene que merece la pena visitar con más tiempo, al igual que otro más pequeño llamado Olmeto. En una travesía por uno de estos pueblos de alta montaña fuimos “atacados” por un búho o lechuza. La verdad no dio tiempo a ver bien que bicho era, tan solo a bajar las cabezas de forma instintiva y camuflarnos debajo de los cascos. Hay que decir que el animal se asustó de vernos y nosotros también. Llegamos a Ajaccio exhaustos del largo día. Pero mereció la pena.

Km recorridos: 350
ILES SANGUINAIRES
·         Día 8: El día para no ser menos, también tuvo sol, pero esta vez más otoñal. Desde Ajaccio nos dirigimos a visitar las Iles Sanguinaires. Muy cerca de la capital napoleónica. Estas islas son una zona protegida y reserva de naturaleza. Un conjunto de pequeñas islas donde campaban los piratas corsarios hasta hace poco más de un siglo. A la hora de comer un baño en la playa del hotel y por la tarde, excursión al Golfo di Lava. El Golfo di Lava es una playa situada a tan solo 21 km de Ajaccio. Es un lugar muy tranquilo, con unos atardeceres espectaculares. Merece la pena ir para disfrutar del sosiego y la placidez que nos aporta la naturaleza. En el regreso, las carreteras muy estrechas nos hacen recordar que tenemos que seguir conduciendo a “la inglesa” para no salirnos de la trazada y continuar en el carril sin perder el ritmo.
Km recorridos: 60
GOLFO DI LAVA
·         Día 9: Un día caluroso pero con poco sol nos acompañaría en la visita turística por Ajaccio, nuestro último día en Córsica. Allí vimos la casa de Napoleón, la catedral y otros monumentos. Esperamos deambulando por las calles. Una cerveza hecha de castañas por aquí, una Coca Cola por allá, hasta que cayese la noche para coger el ferry que nos llevase a Toulon. En el puerto pudimos ver a moteros venidos de la República Checa, Polonia, etc. Para subir al barco, parecía que estábamos en una carrera. Esta vez la travesía del ferry dura 8 horas y la hacemos en un gélido camarote que nos lleva al continente. Para los que no lo sepan, el mando para regular la salida de aire acondicionado está en el techo. Yo me enteré a la mañana siguiente.
Km recorridos: 20
·         Día 10: Atracamos en Toulon. Las motos bajamos del ferry las primeras y a toda prisa nos dirigimos con idea de tomar el desayuno en Marsella. Un solo objetivo: visitar el Puerto Viejo, que es lo que merece la pena de esta atascada, industrial y fea ciudad. Lo digo con conocimiento de causa, porque es la tercera vez que paso por aquí. A pesar de ser un día soleado y después de salir de Marsella, para nuestra desgracia, nos encontramos con el temido viento de Tramontana. Pero esta vez, un poco más suave. Por la tarde, llegamos a Mollet del Vallés con idea de pernoctar y repetimos hotel. Una vez duchados y comidos, bien entrada la tarde, nos dirigimos a hacer turismo en una Barcelona nocturna.
Km recorridos: 576
·         Día 11: Día soleado. Salida desde Mollet del Vallés y regreso a Madrid. Última etapa; con pena nos dirigimos de vuelta a casa. Aquí nos damos cuenta de lo caras que son las autopistas de peaje y lo malas que son. Todas en obras, con infinidad de rayas pintadas, repintadas y tachadas. Un auténtico peligro. Por lo menos en Francia, tienen la deferencia de hacer un precio especial a las motos, ya que se paga en función del tamaño del vehículo. Llegamos a casa exhaustos, pero contentos, con la satisfacción de haber cumplido un bonito sueño.
Km recorridos: 670
Total km. recorridos: 3.700

Ahora queda pensar, que hemos conseguido un logro importante. Esto ha servido para probar la dificultad de una ruta compleja, adquirir experiencia en la preparación y desarrollo de un viaje de gran envergadura.
La próxima ¿Podría ser la Ruta 66?

Allí nos vemos.