Templo de Jogyesa |
Salimos de Madrid desde el
aeropuerto en un avión Boeing 777 hasta el aeropuerto de Incheon de Korea del
Sur. Este magnífico aeropuerto se encuentra en una isla muy cercana que conecta
a través de un puente. Tras once horas y media de vuelo, aterrizamos en una
fría noche de invierno. No estaba previsto, pero estábamos entre -4º
temperatura de máxima y -14º de mínima. Los inviernos coreanos son muy fríos y
estábamos en diciembre.
Una vez que tomamos tierra,
hay que sumar a los relojes 8 horas con respecto a la hora española. Así que
salimos a las 10:30 y llegamos a las 06:00 (hora local del día siguiente).
En el control de aduanas,
aparte de mirarte el pasaporte, te hacen una foto y te escanean las huellas
digitales. Después un autobús directo hasta el hotel. El autobús nº 6015 tras
50 minutos de recorrido.
La moneda oficial coreana es
el Won. En el aeropuerto es donde hacen el cambio más favorable: 100 € =
136.000 won.
Los cafés y las infusiones
son bastante caros. Se puede pagar unos 6.000 won por uno de ellos en cualquier sitio.
Las comidas también son caras. En general, es un país bastante caro con un
nivel de vida alto en esta occidentalizada ciudad.
Máscaras antigás en el metro de Seoul |
En el tren emiten de forma
continua videos de buen comportamiento dentro del metro y medidas de emergencia,
en caso necesario. En el metro, lo que más llama la atención es el coreano que
no está utilizando su Smartphone o teléfono móvil de ultimísima generación. Lo
mismo pasa con los comerciantes y los viandantes. Casi todos están enganchados
al teléfono multimedia de la marca nacional, jugando, viendo la televisión, mirando
internet o utilizando distintas aplicaciones. Incluso pagan y pasan al metro o
pagan un café con el aparato de moda. Por cierto, el precio de estos teléfonos es
muy similar a los que tenemos en España. En casi todas partes y lugares
públicos existe wifi gratis.
Ahora falta saber cuánto
gana un coreano. Añadir que los coreanos son gente oriental pero muy
occidentalizada. Casi todos los jóvenes llevan gafas de pasta cuadrada, muy de
moda por estas tierras. Se puede observar que algunos las llevan sin cristales,
usándolas puramente como suplemento estético.
Calle típica del Barrio de Gangnam |
Por la calle y por el metro, se pueden ver a muchos viandantes que llevan mascarillas como los japoneses. Los niños llevan mascarillas decoradas para darle un toque infantil. Los coreanos son muy poco fumadores. Es extraño ver a alguien fumando y evidentemente, los que lo hacen, salen a la puerta de los edificios.
Un turista para
desenvolverse en la ciudad piensa que utilizando el idioma inglés será suficiente; pero
lo más seguro es que se lleve un chasco. Normalmente, en los hoteles se habla
inglés, pero puedes encontrarte en la calle pensando en preguntar a algún
jovencito coreano y es absolutamente normal que no sepa ningún idioma que no
sea el suyo propio.
El primer día, intentamos
sobrevivir al jet lag, así que un café mañanero, instalación en el hotel y
salir a ver cosas. Durante casi 12 horas de vuelo, estás dormitando casi todas
para intentar adaptarte al nuevo horario, pero es difícil.
Barrio de Gangnam |
Rey Sejong "El Grande" |
Allí mismo, se puede comer
en puestos callejeros, una típica salchicha rodeada de una masa de patata y
otras cosas representativas de aquí, a un precio muy asequible. También, hay
dulces calientes recién hechos que sientan muy bien.
Durante todo el día estuvo
nevando, así que hubo que improvisar la compra de gorros y guantes, ya que no
se contaba con una ola de frío de esta magnitud; cuando estás pensando en el
verano austral.
Ya después de la frugal
comida, tomamos otra vez el metro (estación de Gwanghwamun) para ir hasta una zona más agradable para la
vista, donde se encuentra el palacio de Gyeongbokgung y pudimos ver el último
cambio de guardia. Este palacio que se encuentra al final de la calle Sejong-daero, es el más antiguo de la dinastía Joseon. Además, hay
que decir que los centros comerciales y determinadas actividades las cierran a
las 4 y media de la tarde y a las 5 se hace de noche. Más que nada por planificar las rutas turísticas.
Luego nos dirigimos al
bonito barrio de Insa-dong que se encuentra a pocos minutos andando desde el
palacio para dar una rápida vuelta ya que nevaba copiosamente. La calle
principal es Insadong-Gil donde se pueden visitar tiendas de antigüedades,
casas de té, restaurantes, etc.
Palacio de Gyeongbokgung |
Un chocolate caliente y
vuelta al hotel, muy cansados y sobreviviendo al jet lag.
Torre de Seoul en Namsan Park |
Otra parada que permite
tener una visión panorámica de la ciudad es la Torre de Seúl. Dicha torre se
encuentra en un céntrico monte en el parque de Namsan y en lo alto hay restaurantes
y cafeterías donde venden incluso churros para desayunar. Otros sitios para
visitar son: memorial de guerra coreana, museo nacional, museo de folklore, el
selecto barrio de Itaewon o el palacio presidencial de Cheongwadae.
Palacio de Changdeokgung |
Pueblo Hanok de Nasamgol |
Finalizamos el trayecto y un pequeño paseo por la calle hasta el barrio del mercado de Namdaemun. Este mercado se caracteriza porque aquí se pueden ver otras cosas típicas coreanas para comer. Todo al estilo oriental. Pescado seco, larvas, sopas de algas y otros bichos difíciles de identificar al ojo humano.
Mercado de Namdaemun |
Restaurante típico koreano |
Con mucho frío, de noche cerrada y hora de cenar coreana, las 6 de la tarde, en las cercanías del hotel encontramos una zona de restaurantes para nada turísticos y como no podíamos despedirnos de esta ciudad sin probar algo típicamente coreano, entramos en uno donde no hablaban otra cosa que no fuese su idioma. Así, con gestos, pedimos dos platos que acompañaron de abundantes cuencos llenos de salsas y otras guarniciones. Sentados en el suelo y descalzos, al modo lugareño disfrutamos de una comida de estilo casero. Pero lo que no fue casero fue el precio final, bastante caro para lo que esperábamos en un principio. Respecto a la comida coreana, hay que decir que es parecida a la comida china. Aunque ellos tienen como especialidad principal el “kimchi”; plato de acompañamiento básico (col fermentada) y la bebida más importante: el té verde.
Tapgol Park |
Ujeonggung-ro Street y Jongno Tower |
Para finalizar el último día en Corea, la mañana la pasamos en el barrio de Insa-dong; por lo tanto tomamos el metro. En Insa-dong se puede visitar el parque de Tapgol Park, la calle de Insa-dong Gil. Paseo por la calle Ujeonggung-ro y ver la torre acristalada de Jongno. Es visita obligatoria el tranquilo Templo budista de Jogyesa donde hay que reposar, observar las tradiciones, los imponentes Budas dorados y apreciar su colorido tanto interior como exterior.
Templo budista de Jogyesa |
El pabellón de la campana Bosingak, que cuando fuimos se encontraba cerrado. Como la mañana estaba muy fría, tan solo a -14º y el tiempo se agotaba, decidimos volver al hotel, coger el mismo autobús hasta el aeropuerto y rumbo a Australia.
Pabellón de la campana Bosingak |
En resumen, yo no iría expresamente a Seúl ya que la sensación particular ha sido un poco decepcionante. Posiblemente condicionada por las bajas temperaturas invernales. Creo que existen otras ciudades del Extremo Oriente que presentan más opciones. Seguramente, el atractivo de este país se encuentre en la naturaleza y zonas rurales, pero queda por descubrir ...
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